lunes, 3 de noviembre de 2008

Discriminan a niños Down en las escuelas

EDITORIAL. La igualdad de oportunidades sigue siendo una antigua materia pendiente entre los
tucumanos, en particular en lo que a nuestros niños con incapacidades se refiere. Existen varias leyes que protegen a los discapacitados, que se aplican a medias. Las personas con discapacidad suelen ser objeto de discriminación a causa de los prejuicios o la ignorancia, y además, en muchos casos, no tienen acceso libre a necesidades esenciales, como la educación.

Una situación de zozobra viven todos los años los familiares de niños que tienen el síndrome de Down, cuando deben inscribir a sus hijos en las escuelas, pese a que desde diciembre de 2006 está en vigencia la ley 7.857, que obliga a los colegios y escuelas a integrar a niños con ese síndrome. La norma especifica que se premiará con puntaje a la docente que en su aula realice la integración de un chico Down. Sin embargo, muchos establecimientos educativos ponen trabas y se excusan por no tener docentes capacitados para atender a estos chicos.

Como con cierta frecuencia el Estado no se hace cargo de su obligación, cansadas de que los
colegios rechacen a sus vástagos, alrededor de cincuenta familias que tienen chicos con esta
discapacidad intelectual crearon una asociación sin fines de lucro con el objetivo de capacitar a los educadores, directivos y profesionales para que puedan atender a estos niños.

En agosto de 2007 se realizaron en Tucumán las XVI Jornadas Nacionales de la Red Universitaria de Educación Especial (Ruedes), que se desarrollaron recientemente en Tucumán. En esa
oportunidad, el coordinador de Ruedes y decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad
Nacional de Misiones, afirmó que cuando un niño discapacitado se integra a un grado, todos se
benefician. Los demás alumnos, porque su presencia los obliga a desarrollar modos nuevos de
comunicación. A la docente se le plantea el panorama de que ya no tiene una masa uniforme a la cual enseñar. “En realidad, nunca la tuvo, pero la aparición de un discapacitado lo patentiza
más. La maestra se da cuenta de que ese colectivo con el que contaba comienza a dispersarse, ya que cada uno de los alumnos comienza a mostrar su individualidad. Y se hace necesario un modo de enseñar que contemple las diferencias”, aseveró.

Hasta hace 20 años, los chicos con síndrome de Down no podían anotarse en escuelas comunes, ni en algunas especiales. Se consideraba en ese entonces que no podían leer ni escribir, explicó
una experta del Centro Lydia Coriat (Buenos Aires) consultada por LA GACETA, en agosto de 2006. “Hoy hay centenares de chicos Down que leen y escriben, que terminan el secundario, y que en algunos casos encaran estudios terciarios. En eso incide también la oferta educativa que hay en cada lugar. Los chicos con síndrome de Down han pasado a ocupar otro lugar en la sociedad. En ese cambio han influido los padres, que se han jugado por sus hijos, mostrando aquello de lo que eran capaces, y eso tuvo efecto en cadena en la sociedad”, indicó.

Por lo visto, en Tucumán, los padres se han involucrado como corresponde, pero no han sido
acompañados del mismo modo por el sistema educativo. Si bien es loable que las familias se hayan unido por amor a sus niños y por la necesidad de que ellos tengan acceso a la instrucción, no deberían reemplazar al Estado en lo que a capacitación docente se refiere. Esta situación refleja la mora del sistema educativo, con lo cual no sólo se discrimina a los chicos Down, sino que también se los perjudica. Sería importante que el Ministerio de Educación hiciese cumplir la ley 7.857 y asumiese su responsabilidad en este asunto.


Fuente: La Gaceta